Este relato forma parte de un ejercicio que tenía que hacer para el curso de escritura. Cómo no es exactamente lo que me pedían pero me gusta el resultado, os lo comparto. Espero que os guste.
Era lunes, un lunes muy lunes. Ya
sabéis, de los que quieres que terminen a las dos de la tarde. Subí al autobús
que va al hospital, para reunirme con mi madre, que estaba allí haciendo
compañía a mi padre. Él llevaba tiempo ingresado por culpa de un cáncer que no
quería abandonarle y me temía que pronto sería él el que nos abandonaría para
siempre. Sería una chica sin padre.
El autobús estaba lleno de gente
joven, era el autobús que pasaba por la universidad, dónde me subí yo. Yo
estaba de pie en el sito reservado para carros y sillas de ruedas. Una chica de
pelo largo y liso apuntaba en una libreta mientras escuchaba música con sus
auriculares, sentada en los asientos en frente de mí. Detrás de ella, un chico
moreno, con un tatuaje en el cuello veía una serie en su móvil y en la parte de atrás del autobús, dos niñas mellizas jugaban a tirarse de los pelos mientras su madre,
cansada, intentaba que parasen.
Entonces, recibí un mensaje de
WhatsApp que resonó fuerte en el autobús. Era mi madre. No podía ser bueno. El
corazón me subió a la garganta. Y como me temía, mi padre estaba empeorando y
quería saber cuándo llegaría.
Le dije que en diez minutos.
Estaba muy nerviosa y tardé en
percatarme de las notificaciones de WhatsApp que sonaron consecutivas por todo el autobús.
Miré a mi alrededor y la chica de
pelo liso, el chico del tatuaje y la madre de las niñas estaban mirando sus
teléfonos.
Seguí mirando mi móvil, parecía que
no pasaba el tiempo o el autobús iba más lento de lo habitual.
En ese instante a la chica del pelo
liso la llamaron por teléfono. Respondió y acto y seguido empezó a llorar. La
señora de su lado le preguntó qué le pasaba y la chica dijo:
-Mi padre ha muerto.
Blanca cual papel, me agarré de la
barra de seguridad. Empezó a sonar un teléfono detrás de la chica, después uno
al fondo del autobús. Y el mío.
-Nuestros padres habían muerto.